Condivisa (Sehun Bottom) [+18]

Smokahontas

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Déjenme adentrarnos nuevamente a la oscuridad, nada es lo que parece y la respuesta siempre estuvo ahí ante nuestro ojos, la oscuridad no es la mala de la historia, sino lo que se refugia en ella.

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Smokahontas

Sehun miró con curiosidad el atestado paisaje rural que el pequeño pueblito le brindaba, hacía un frío de la fregada y su pequeño suéter no le abastecía.

Población= 121

Con solo mirar el letrero se dio cuenta de que era más pequeño de lo que creyó, su mirada analizó a los alrededores para detenerse nuevamente en el letrero para ver a un señor vestido completamente de negro cambiar el último 1 del letrero por un 0. No entendió porqué lo hacía hasta que el camión en el que iba pasó por un cementerio lleno de personas vestidas de negro frente a un ataúd. Eran alrededor de veinte personas, entre ellas seis chicos que parecían de su edad, sonrió al pensar que tendría amigos nuevos con los cuales jugar y no aburrirse.

—Llegamos, cariño— La señora Oh perturbó sus pensamientos y con una cálida sonrisa señaló fuera del camión— Bienvenido a Smokahontas, Hunnie, tu nuevo hogar.

Sehun le devolvió la dulce sonrisa y entre ambos bajaron el equipaje del camión, las personas del pueblo tenían un aire diferente, se comportaban sumamente extraños, todos parecían estar perdidos en otro mundo, cada uno en su propia realidad, por más que les dio sonrisas amigables, ninguno congenió con él e incluso se abstuvieron de responder el saludo. Creyó que se debía al luto que estaban guardando o algo por el estilo.

Sehun tenía 17, aún era un niño muy inocente ante los ojos de cualquier que lo mirara, porqué lo era, demasiado ingenio ante la realidad e inexperto.

Nunca soltó la mano de su madre en todo el camino adentrándose al espesor del bosque, ella era una mujer muy orgullosa de su único hijo, al que siempre cuidaría de todo y de todos.

El camino a su nuevo hogar se llenaba poco a poco de árboles, un lugar atestado de naturaleza y en medio de la nada, entre más se acercaban a su destino el frío se hacía mucho más intenso que su suéter no le dio abasto e incluso tuvo que aferrarse al de su madre.

—Es aquí, cariño—Su mamá detuvo el paso frente a un enorme portón negro de estilo antiguo que protegía a una enorme mansión muy bella ante sus ojos— Nuestro nuevo hogar, bebé ¿Es hermosa?

—Demasiado, mami—Sehun sonrió con felicidad contagiando a su madre—Es en serio que será nuestro nuevo hogar, me gusta mucho.

Su madre asintió y le dio un pequeño beso en la mejilla a lo que el pequeño Sehun respondió con un fuerte abrazo.

Un carraspeo interrumpió sus muestras de afecto, un anciano como de unos sesenta años les abrió el portón al que ambos saludaron, pero fueron ignorados.

Si la casa por fuera se veía extensa... Dios, por dentro era mucho más, Sehun quedó enamorado del jardín en cuanto puso un pie en el, habían plantas de diferentes especies, todas bien cuidadas y con muchas flores de distintos colores y aromas, demasiado hermoso ante sus ojos.

Quedó completamente enamorado y al parecer la casa no era una casa cualquiera, pudo jurar que se trataba de un hermoso castillo moderno.