Dragon Ball Super - El ángel del infierno

Prólogo

El gran Zastin, rey de todo el universo y el ser más poderoso de la faz de la tierra, acababa de morir enfermo tras ingerir sin quererlo una sustancia envenenada que le ofrecieron sus siervos durante un banquete en el palacio de Danshinkan. Padre de todos los ángeles. El cual, como muchos sospecharéis, fue el quien planeó el acto de asesinato.

Pero, en su lecho de muerte, le confío a su joven y único hijo, Zenosama, el control de todo cuanto gobernaba y el poder de la corona. De ese modo, el pequeño muchacho, que apenas tenía experiencia de líder y era más infantil que su difunto padre, llegó al trono y se hizo cargo de mantener el universo bajo su mando.

Esto para Danshinkan fue una suerte magnífica. Ya que al tener ahora a un rey aniñado e inmaduro, podría gozar de más libertad a la hora de destruir planetas y hacerse con nuevas tierras en las que asentar nuevos castillos y fortalezas.

Y así fue.

Ahora que el antiguo rey dictador no estaba, la inmensa mayoría de los habitantes del universo comenzaron a realizar actos vandálicos los unos con los otros. Cosa que el tonto de Zenosama pasó por alto sin decir palabra. Lo único que le importaba era pasarlo bien y dejar que el resto se las apañara como pudiese.

Y tras tantas guerras y guerras entre planetas, el universo se dividió en doce partes. Cada una con sus leyes. Y Danshinkan prometió que, dentro de unos años, pondría a cada uno de sus hijos como gobernantes de cada zona. Pero para eso tuvo que pasar un tiempo. Pues Zenosama no quería aceptar tan rápido tal propuesta sin antes pensárselo.

En ese paréntesis de casi ocho años, hubo un acontecimiento que hizo que los once ángeles que de momento existían en aquellos tiempos y Danshinkan se mantuvieran más que entretenidos. Y es que en medio de esa línea temporal, un ser joven, pero de gran poder, les cambiaria la vida a todos ellos. Haciéndoles, incluso, sentir miedo por lo fuerte que era.

Y así comenzó la historia de aquel ente...