Quiero que me ames ahora, quiero amarte sabiendo que no me perteneces, que la vida es breve, que te puedes ir, aunque quieras quedarte. Eres esa tentación que nunca podré evitar, ese torbellino que me hipnotiza, me atrae y me enloquece. Recuerdo bien nuestro primer beso; no fue en los labios, sino, al mirarnos y sonreír en complicidad. No sé cuando comencé a darme cuenta de las millones de sonrisas que hay en el mundo y a mi solo me importaba la tuya. Me sentía dichosa al ser el motivo de tus escasas sonrisas, era un placer que no podría cambiar por nada.