¿Amor? Para mi era un subjuntivo sinónimo de sudor, placer y saciedad. No había nada mejor que esa clase de amor. En 28 años me soldé a relaciones superficiales y fugaces, fundamentalmente de intensa química sexual. Era una especie de juramento que preservaba esa parte de mi que ninguna mujer tuvo la magia de despertar y de lo que creía yo era totalmente carente. Después de todo, nunca tuve la cualidad de complacer desinteresadamente a ninguna de mis novias. Pero como ya se imaginarán, acabé por conocerla a ella. Hago hincapié en ese detalle porque Megan Ross era la perfecta personificación de mis peores pesadillas y lo que más anhelaba al mismo tiempo. Me encontré por primera vez ingenuo, inexperto e inseguro, tal y como un completo puberto desestabilizado emocionalmente, rogando por un poco de atención. El amor de golpe se burlaba de mi, me arrojó como un trozo de carne sin sabor a las fauces de una bestia ansiosa por comerse mi integridad. Alcancé el estado más primitivo, exasperado y lamentable de un hombre perdida y jodidamente enamorado de la mujer menos capaz de sentir algo por mi. Perdí mi "toque". Quemé mi autoestima. Sepulté mi ego. Y como soldado destinado a morir me entregué a mi propio credo con lamentable devoción: "Ella debe ser mía. ¡Y de nadie más!" ✴️ Obra registrada en Safe Creative bajo el código: 1707112931411 ✴️ Contenido sexual explícito (+18) ✴️ Lenguaje vulgar ✴️ Lenguaje adulto ✴️ Historia original ✴️ Prohibida su copia o adaptación ⛔️ Leer bajo su propia responsabilidad.
11 parts