El café fue, es y será mi excusa preferida. Las palabras dichas se las lleva el viento pero las escritas funden el alma. La lluvia acompaña y las lágrimas imitan a la gotas que caen. El papel en blanco inquieta la vista, el lápiz rechista y corazón atiende. El reloj y el tiempo se congela ya no importa si amanece o atardece. Cuando uno escribe se mece en un mundo vacío donde pintas sobre el blanco lienzo lo que tú decidas. No hay limites para la imaginación, la creatividad es el motor de los escritores y las penas son el impulso. En un mundo tan deteriorado soñar es sobrevivir.
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