De tan solo verlo el vello se te pone de punta, el corazón te late más rápido y las manos comienzan a sudarte. Algunos pensaran que es el efecto de estar enamorado, pero la verdadera razón es que al ver a Clark Blevins todo lo que tus sentidos indican es que corras, te alejes y no vuelvas a acercarte. El chico de los ojos grises solo pretende jugar y yo, aún sabiendo su historia, soy lo bastante idiota para caer en su juego.