Éramos tan distintos, tú rica, yo pobre, parecía que el amor superaba esta condición, nos amamos sin importar nuestras clases sociales, la princesa y el plebeyo, como cuento de ilusión. Con el tiempo la diferencia se marcó, para salir era un gran contraste, tú ropa de marca y zapatos finos, yo tenis, camiseta y jeans, todo un desastre. Ella llegaba cómodamente en el coche, que papá le regaló, y yo sudando en camión. Un día cansado de no estar a su altura, le dije adiós, llorando dije: a pesar de todo el amor nunca fue suficiente para la razón Serás mi perdición y aunque de decírtelo no tenga el valor ,siempre te tendré en el corazón.