Mi madre solía decir que las estrellas son los sueños de las personas, sus metas; que, entre más trabajes para alcanzarla, más brillaba, y que cuando alguien moría, viajaba a su más brillante estrella para vivir en paz y, literalmente, alcanzar su sueño. Yo nunca le creí. Ahora sé que no mentía, ella ya viajó a su estrella, y ahora me toca a mí cuidar los sueños, pero están desapareciendo, a este paso, ya no habrán estrellas... Ni personas.