Mis padres toda la vida me habían inculcado la iglesia como un ejemplo a seguir, pero no creí que podría ser más valioso para ellos Dios que su propia hija, incluso dijeron que ardería en el infierno.
Mis padres toda la vida me habían inculcado la iglesia como un ejemplo a seguir, pero no creí que podría ser más valioso para ellos Dios que su propia hija, incluso dijeron que ardería en el infierno.
Hay amores que nunca se olvidan, que sin importar la distancia o el tiempo, siguen tan vivos como el primer día aunque ya sea posible.
¿Qué hacer cuando el destino te pone frente a frente nuevamente...