Abril fantaseaba con que lo tenía todo calculado. Terminaría la universidad en una carrera que medianamente le gustaba, se marcharía a Canadá a seguir la carrera que siempre quizo estudiar, Julián la seguiría a vivir allá, se casarían al año y vivirían felices por siempre. Solo le faltaba, las ganas de estudiar, que Julián se diese cuenta de que eran el uno para el otro, y dinero. Pan comido.