Te odio, odio a tu hermano, odio tu mundo, odio los colores que usas, tu sensibilidad, tu cabello, tus ojos... y tu parecido con él. Ahora eres mío. No eres mi empleado, ni mi sirviente. Eres un objeto de mi propiedad, te trataré como yo lo desee, y ni siquiera te atrevas a llorar. >>Una historia sobre la vida de Mabel Gleeful. Esta historia está relacionada (existe al mismo tiempo, y en la misma dimensión) con mi otra historia: "¿Quién es Sincero?". Si quieres entender mejor los sucesos o no hacerte Spoilers, ¡Corre a mi otra historia!<<