Desafortunado, esa sería la única palabra con la que podríamos describir al pintor Leonardo Nanini. Aburrido, pero domesticado, su vida se fragmenta entre sus bastidores, una fría esposa y su bella hija. La monotonía lo absorbe, pero esa calma cotidiana le sienta cómoda a sus ya casi cuarenta años. Cuando por fin pudo mostrarse al mundo como un hombre maduro de familia, una seductora bailarina apareció en su vida desencadenando en su mente todas las atrocidades de su lascivia casi olvidada. Alicia, la mejor amiga de su hija. Pobre idiota. Sentía que había pasado una eternidad dormido, aletargado en un coma, contemplando un reflejo en el cual no me identificaba... Hasta que ella me despertó. No me juzguen, por favor. ¿Qué podía hacer yo? Sí ella se presentó con sus piernas abiertas, danzantes, listas para compartir conmigo algo de calor. Hubiera sido un estúpido sí no me abrigaba en aquello que tal deliciosamente se presentaba ante mi, porque cuando su maldito nombre tocó mis labios automáticamente me volví adicto a su sabor. Advertencia: Contenido adulto. Todos los derechos reservados. Obra protegida por su autora. Bella portada creada por la editora @GlowSpeech