- ¿Puedo preguntar qué sois?- soltó entonces, sobresaltándome.
Sus ojos grises se habían abierto mucho, brillando con una intensidad que me removió algo en el pecho.
- Somos... cazadores. De demonios.
- ¿Puedo preguntar qué sois?- soltó entonces, sobresaltándome.
Sus ojos grises se habían abierto mucho, brillando con una intensidad que me removió algo en el pecho.
- Somos... cazadores. De demonios.