Maddie era una chica normal de 17 años. Estaba en su último año de preparatoria, le encantaba pasar tiempo con sus amigos, trabajaba por las tardes en la librería de su abuela y tenía un novio llamado Adam, quien acababa de cumplir dieciocho. A los padres de Maddie no les caía muy bien, por muchas razones. Cuando Adam cumplió dieciocho, los padres de Maddie le avisaron que debía dejar de buscarla. Ellos no permitirían que su querida hija estuviera con un chico mayor de edad y realmente tóxico. Mientras tanto, Maddie estaba volviendo a conectar con Spencer, su crush de la infancia, pero ella se prometió no dejarse llevar por sus encantos. Total, solo faltaban unos meses para su cumpleaños número 18.
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