- ¡Por favor! ¡Necesito entrar! - suplica el pelinegro. - De ninguna manera, no tienes talento, ni siquiera sabes rematar bien, ¿vas a saber alcanzar mis pases? - sentencia y se va. Detrás de él van Kunimi y Kindaichi, baja la mirada al suelo, unas lágrimas caen al suelo mientras aprieta los puños. - Juro..., que les ganaré..., seré el más fuerte de Japón...