A mis casi 16 años, puedo decir que he vivido y tenido muchas experiencias que un chico de mi edad no tiene, es decir que rara es la vez que mi vida no corre peligro. Tantos años de estudio, interrogando y torturando criminales, hacer de espía, detective, en fin ser la mano derecha del emperador no es tarea sencilla. Pero ningún entrenamiento es útil o puede ser de ayuda en estas circunstancias en las que me encuentro.