Relato corto navideño. La abuela de Isabel tiene un ritual que hace todas las navidades. Sale al bosque a recoger bayas de acebo que pone en la mesa durante la cena, y que luego planta nuevamente en el bosque para que traiga buena suerte a su familia. Una mañana de Navidad Isabel sale a acompañar a su abuela para buscar las bayas y se encuentran con un impresionante ciervo blanco. Los años pasan y la Navidad va perdiendo la magia para Isabel. El peso de la vida va haciendo mella en ella, pero muy especialmente ese año en el que ve a alguien muy querido deteriorarse irremediablemente. Entonces decide hacer una locura, una locura que marcará un antes y un después en su vida. Este relato está escrito en honor a Eva, por esas Navidades que te prometí que pasaríamos juntas y que no pudo ser. Feliz Navidad mi niña. Te quiero.