Alguna vez deseé sentir la sincera presión del miedo; miedo tangible y terrible, miedo del cual no pueda escapar; no sé qué clase de semilla de locura me llevó a tener ese pensamiento, y fue entonces cuando ese miedo me pervirtió esta noche. Con certeza puedo decir que, el miedo que sentía en el pasado, era efímero e irreal. Me siento un cobarde, cobarde que no tiene la tenacidad suficiente para contar lo que ocurrió el día de hoy; durante la madrugada del 22 de octubre. Quien lea esto, que se entere; sucedió en algún lugar dentro del poblado de Underhill, realmente no quiero recordar ahora. Una lastimera oscuridad se cernió sobre el pueblo más agraciado de la tierra, como si fuera casi un sueño... no, una pesadilla.