Las murallas siempre han sido parte de nosotros como nosotros parte de estas, el deseo de poder correr fuera de ellas no era nada más que eso, un estúpido y tonto sueño que estaba lejos de hacerse realidad, sin embargo todo esto cambia cuando lo conozco a él... Aquel azabache que con tan solo su mano me jaló hacia lo desconocido y me brindó su calor en lo temido.