Si cuando ves al chico que te gusta apenas aciertas a decir más que ag-ag-agdag, es que nena... Tienes un problema. La Solución no es difícil, sobre todo si piensas que muchas como tú, moradoras del planeta adolescente, difícilmente podrán articular un discurso mejor que ése. Vencer la timidez, plantearse desafíos y conocer el objeto que provoca esa desazón no constituye una quimera y hasta puede resultar divertido. Chicos: Manual de Instrucciones te presenta a esas raras criaturas que atienden por el nombre de chicos y ofrece remedios indispensables para el efecto más pernicioso que pueden causar: el mal de amores.