Mi último acto de cobardía. ¿Tienes tiempo? Si no sabes quién soy, no me molestaré, tampoco corrige el nombre que venga a tu cabeza, no, es más, ponme el nombre que quieras, llámame anónima, si te apetece, imagina el tono de voz que te apetezca o cambia mis palabras, después de todo yo no puedo hacer nada. Solamente enviaré esta carta como mi último acto de cobardía. No queda perdón, ni rendición, solo tú y yo. ¿Estás listo, anónimo?
1 part