Esto no es un libro, es una confesión y un escupitajo a la soledad. Es un perdón, un te quiero, una promesa, una confesión; no estas sola -- te confieso. Yo también he huido de mí misma, yo también me siento terriblemente sola. El infranqueable espacio entre mi boca y tu oído se configura como el lugar donde caben todas las palabras que nunca decimos, que siempre pueden ser mejor dichas, que encierran todas las ilusiones y dolores compartidos. Mi lengua puede tocar tu cuerpo, mi palabra, el alma.