Estos chicos habían perdido todo lo que tenían cuando apenas sabían sobre el bien y mal o cuando apenas tenían conciencia de ellos mismos. Hubieron personas que se apiadaron de ellos, gracias a esas personas aprendieron muchas cosas. Fueron educados para poder convivir con las personas y se les enseñó sobre lo dura y difícil que puede llegar a ser la vida. Fueron entrenados para ser armas para matar, manipular y no tener piedad con ninguna persona. Pero a veces las personas somos débiles. Ellos darían la vida por la gente que los acogió, dió de comer, les dió un techo pero sobre todo, les cuidaron y demostraron el amor que creyeron que se había ido con la muerte de sus familiares o ese amor que nunca había recibido ni experimentado. Los personajes de Tokyo Revengers no me pertenecen, son propiedad Ken Wakui. La imagen de portada no me pertenece, créditos al creador