La sensación de vivir no es algo fuera de nuestra realidad, es el acto de sentir, de escuchar, de saborear, de ver por nuestros propios ojos, la belleza de la vida... quienes no pueden sentir todo esto, viven en la penumbra, sin conocer el verdadero significado de la plenitud, sin sentir el aliento del alma sobre sus labios, no pudiendo respirar y ahogándose en su propia amargura. Reconozco que soy esclavo del romance y de los cliché, confieso que me he enamorado de ti, y confieso que te extraño cada día de mi vida, y no dejaré de hacerlo hasta el día en que muera, porque tú, no solo me entregaste la ventana al alma, sino todo tu ser, que se ha quedado impregnado en este ya cansado corazón.
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