La filosofía como una herramienta de cambio, nos abre la puerta para alcanzar pasillos que han sido abandonados por la huella del progreso. El siguiente texto es un grito por sacar el pizarrón y las butacas al barrio, por dejar de nutrir a las instituciones y empezar a retroalimentar la realidad de los marginados. Se trata de una protesta para esparcir el amor por conocer más allá de la pared, por cuestionar la cotidianidad y, de igual manera, sanar las heridas que sobrellevamos con autores que la academia nos ha mostrado.