Esto no es una historia de ficción son hechos reales. Esta es mi vida que a pesar de llevar tan poco sobre la faz de la Tierra he vivido y sufrido más de lo que quisiera. No digo que sea un desdichado ni un hombre lleno de felicidad. Sin embargo, he perdido tanto que dejé de creer y mi corazón se ha congelado por un tiempo, al igual que he crecido como persona y he aprendido a sonreír pese a las adversidades que el camino me ha presentad. Sé que todo esto suena como una exageración, pero no, no lo es y aquí te contaré porque soy quien soy a mis cortos veinticinco años.