Es navidad, y lo único que Stan quiere es volver a cuando tenía ocho años. No está listo para tener dieciocho, el tiempo a pasado demasiado rápido, no está listo para la universidad ni para ser un adulto. Solo quiere volver a ser un niño. Claro que cuando le pidió borracho a cualquier deidad que lo estuviera escuchando que le regresará algo de su infancia, no esperaba que esté algo fuera Gary Harrison, el chico mormón desesperantemente feliz que conoció hace tanto tiempo, y que ahora había vuelto a su vida por navidad.