AMBEDO. Él era un hombre muy intrigante, no por lo altivo ni lo arrogante, qué no lo era, sino, por su mirada, esa mirada que caracterizaba sus ojos verdes... Ojos llenos de melancolía, tan tristes y desgarradores, sus preciosos ojos verdes nunca brillaban, desde que lo conocí, supe que su melancolía era hermosa. Quizá estaba loca de la cabeza o quizá mi vida era muy jovial para apreciar aquella desgarradora belleza sin indagar en su interior. Tarde entendí qué, los tormentos y las penas no se curan con palabras bonitas ni con sonrisas dulces. Tal vez y solo tal vez, la angustia y la tristeza pueden más que cualquier anhelo, pueden más que cualquier amor. Soy Annielle, esta es mi historia, ¿Quieres saber que pasó después? Esta obra se encuentra registrada. Prohibida su copia parcial o total, bajo ninguna circunstancia. Evitate problemas que pueden llegar a ser legales. ¡No plegies, imagina!.