Aunque al principio ninguno de los dos puede creerlo, tendrán que aceptar la noticia y hacerse cargo de las consecuencias. Sin embargo, criar un bebé celestial no estaba en sus planes. Kiyo y Wukong deberán aprender a convivir, lidiar con sus diferencias como mortal e inmortal, y sobre todo, prepararse para el mayor reto de sus vidas como pareja: la paternidad.