-¿Ah si? ¿Y cómo es que me llaman por aquí? - preguntó hacia el ojiverde, señalado a sus alrededores el bello lugar del que estaba siendo consiente. -Príncipe. -¿Príncipe? - ladeó la cabeza algo incrédulo, con una adorable sonrisa pintada al final de sus rojizos labios. El mayor asintió, mostrando los hermosos hoyuelos en sus mejillas. -Mi príncipe... el príncipe del vaquero.