El heredero y el millonario despiadado llegaron a un trato. Pero el heredero no leyó la letra pequeña... ¡que les obligaba a compartir cama! Tras haber logrado salir de las calles de Atenas, Ohm Thitiwat creía haberlo visto todo. Hasta que Fluke Natouch se presentó en su despacho y le pidió matrimonio de conveniencia. Independiente, orgulloso y directo, Fluke no se parecía en nada a las personas glamurosas que desfilaban por su cama. Pero no necesitaba otro trofeo; necesitaba un padre para los hijos de su difunto primo.