"Dicen que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante. Yo prefiero pensar que no voy a durar tanto tiempo encerrada en mi cabeza. Espero que los años que me queden no sean una tortura, no piense demasiado en el pasado y la tentación no sea un plato que se sirve constantemente en el refectorio." Inés ha vivido siempre entre capas de mentiras, autoimpuestas para sobrevivir. Irse lejos le sirvió por un tiempo, hasta que la manzana ha caído de lado de su balanza. Morderla es sinónimo de pecar, pero también es romper con el corsé en el que lleva encerrada desde siempre.
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