Ellos son los 2 mejores del equipo de entrenamiento, y ellas solo un par de novatas -Nosotros seremos sus instructores- dijo el castaño -Creí que tendríamos instructores profesionales- dijo la hermana pequeña -No un par de presumidos que se dicen ser los mejores - agrego la hermana mayor -Que tal una apuesta?- comento el chico rubio a su lado -Las entrenaremos y cuando estén listas competiremos, los ganadores se quedan con el titulo de los mejores- -Si eso quieren...- dijo la mayor -Pongamos un poco mas interesante esto- dijo la pequeña -Si nosotras ganamos ustedes les dirán a todos que 2 chicas los vencieron y...- -Y si nosotros ganamos, ustedes aran lo que nosotros queramos- interrumpió el castaño -Vale- dijeron ambas al unisono El castaño le tendió la mano a la hermana menor que era semirubia y el rubio a la hermana mayor que era castaña clara. La apuesta estaba hecha, ganar o ganar; una simple apuesta llegaría a ser todo una guerra por el primer puesto, y daria inicio a un nuevo sentimiento que ninguno querría aceptar.