Venimos a este mundo con una misión específica, llegamos sin poseer nada más que lo que traemos dentro, la pureza de una mente nueva, la dulzura de un alma libre, la intensidad de un corazón lleno de vida y con ganas de cambiar el mundo. Somos eso, una colección de sentimientos incomprendidos y únicos, sin precio, sin marca, sin denominación, sin divisa, sin clase, sin categoría, sin calificativo, sin tipo, sin vocación, sin herencia, sin patente, sin esas cosas que nos vuelven objetos mecánicos sin conciencia e indiferentes; Eso somos lo que siempre debimos ser, lo que el entorno nos roba y nos cobra intereses, lo que es la felicidad, lo que se nos entregó para administrar. Al principio somos todos poetas y somos todos paganos, luego viene el mundo y se encarga de achicarnos el alma y asesinar el origen de nuestra existencia. ¿Cuándo perdimos tanto? ¿Sera que el destino es no poseer nada y perder aun esa nada que no poseemos? ¿Quién decide por nosotros? ¿Cuándo gano ese derecho? ¿Cuándo se subasto ese mi derecho? ¿Qué es la felicidad?...