Eramos una historia que todo el mundo sabía que no iba a durar. Pero luchabamos, y nos queríamos. Eramos él y yo contra el mundo. El amor no entiende de edades, ni de distancia. O eso decian, ¿verdad?. El 23, apuesto, moreno, metro ochenta y una sonrisa que te matabas cada vez que la veías. Yo 16, la chica normalilla, podríamos decir que incluso inferior al resto. Complejo andante me llamaban. Y esta es la historia mas bonita de amor, vamos a contarla despacio, que hablamos del corazón.
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