Lo perseguí hasta un hotel de autopista. El entro. Espere unos minutos, me baje de auto. Entre a la habitación 156 en la que él había entrado. Al entrar lo veo parado dándome la espalda. Un hombre de unos 50 y tantos. Recuerdos invaden mi cabeza. -Sophia. Querida, que grata sorpresa-dice el dándose la vuelta. -Quisiera decir lo mismo George-digo poniendo mi mejor mueca de asco. -Que irónico que en un punto, siempre,nuestros caminos se encuentran no?-dijo riendo y volteándose. -Si...La cosa es que esta vez no vengo por ti, si no por un amiguito tuyo...-digo acercándome lentamente a el. Sin bajar la guardia. -Así?-dice y se ríe. -Que irónico- dice una voz ronca a mis espaldas. Un escalofrío sé expande por mi cuerpo. Me volteo lo más rápido posible. Pero ya era muy tarde. Lo ultimo que vi fue unos ojos celestes cristalinos casi como diamantes mirándome profundamente. Lo último que escuche fue. -Por cierto. Mi nombre es Nikolay-dijo esa voz. Y la risa de el patan de George al fondo.