"-Yo odio los buses, el transporte público en general, pero en especial los buses. -dijo Megan, mientras se recogía el pelo a un lado. -Lo sabemos, Haley. Siempre lo dices. -replicó Liam con pesadez y todos reímos excepto Haley. -En realidad Haley tiene razón, es siempre la misma rutina. La misma parada, la misma gente... Yo tampoco lo aguantaría Hal. -dijo Brooke y Haley sonrió. -Ya, pero acabas acostumbrándote. -respondí. Pero a veces la rutina cambia...." Aaron es un chico rutinario. Cada día se levanta y coge el mismo bus en la parada 11. En total 13 paradas. La misma gente de siempre, a la misma hora. Coge el bus un total de 14 veces por semana, y siempre es lo mismo. La rutina le acompaña siempre; Aaron va siempre con la misma gente, hace lo mismo cada tarde, y los fines de semana la rutina no le abandona. Aun así no es algo que le desagrade. La rutina le es cómoda. Todo cambiara el día en que, cuando las puertas del bus se abran en la parada 17, una chica con botas negras y ojos grises entra en el bus. La chica se sienta al lado de Aaron. Su pelo negro le hace cosquillas en el brazo todo el trayecto hasta que Aaron baja del bus, en la parada 24. Desde ese día, la chica de botas negras y ojos grises aparecerá cada día en el bus de Aaron. La curiosidad se hará presente en Aaron por la chica de las camisetas de Nirvana y los libros de poesía.