Le pareció ver cómo entre las sombras se movía alguien, el movimiento fue leve, apenas evidente. Lo que la rubia veía desde su posición era una figura, que bien podía ser humana, de pie en el rincón de su habitación. El horror se palpo en sus grandes ojos azules; toda resistencia se derrumbó. La figura del rincón permaneció inmóvil durante algunos instantes, luego su rostro se inclinó levemente hacía delante, sin embargo, la oscuridad no le permitía ver bien aquel rostro.