Ambos nos amábamos desmedidamente. Él a mi y yo a él. Hay momentos en nuestras vidas en los que tenemos que despejar nuestra mente, respirar profundo y dejarse llevar. Él no estaba bien, podía notarlo. Él era tan transparente en ese sentido: podía descifrar todo lo que le pasaba, todo lo que sentía... Incluso a veces lo que pensaba. Esta vez él me necesitaba. Yo era la única que podía hacerlo sentir mejor. Ahora, más que nunca, necesitaba de mi amor.