Capítulo 5: Mentiras

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— Al fin terminó — bostezó su compañero mientras estiraba los brazos hacia arriba — Ya no soportaba más escuchar al profesor y tú tampoco te quedas atrás, sigues durmiéndote en clase.

— Sí, perdón… — se lamentaba frustrado.

— Más que todo es por ti Hinata, no solo por la furia de los profesores, sino también por tú salud.

El nombrado no dijo nada y simplemente desvió la mirada del rostro de su compañero que lo veía con preocupación.

Este sabiendo que no le diría nada diferente de las respuestas anteriores, decidió cambiar de tema.

— Oye Hinata, ¿te gustaría ir a una inauguración?

— ¿Una inauguración? — esa pregunta logró llamar su atención.

— ¡Sí!, van a inaugurar un arcade mañana y pensábamos ir con los chicos. ¿Quieres venir? — propuso con amabilidad, esperando que esto pueda levantarle el ánimo.

— ¡Claro, me encantan los videojuegos! — dijo el pequeño con una gran sonrisa casi saltando en su silla y con los ojos llenos de brillos.

Su amigo hizo una pequeña sonrisa mientras lo observaba detenidamente. Por unos segundos había vuelto a ser...Hinata, ese chico tan sonriente que conoció el primer día.

Hace mucho que no sonreías… — pensó alegre al creer que su plan funcionaría.

— Aunque está algo lejos, si quieres con mi mamá podemos pasar a buscarte por tu casa en auto, para sí no tenés que ir con tu bicicleta — ofreció amablemente.

— ¿Q-qué? — tartamudeó.

— Que te podemos ir a buscar con mi ma….— detuvo sus palabras al verlo.

Se dio cuenta que su sonrisa cambió a una cara de miedo, además de que la poca piel que se veía por culpa del abrigo de su uniforme, estaba pálida y todo su cuerpo temblaba.

— ¿Hinata?, ¿qué ocurre? — preguntó nervioso.

Intentó de procesar lo más rápido que pudo lo que había dicho y…

Mierda

— Ah..ah, ¡Hinata, perdóname!, ¡no era mi intención! ¡¡Yo no q-quise...!!, ¡¡de verdad perdóname!! — se disculpaba desesperado, llamando la atención de algunos de sus compañeros.

— No, sé…que no fue tú intención, no es necesario q-que te disculp… — dijo con un hilo de voz sin terminar la frase.

— ¿H-Hinata?

— ¡Hinata! — se escuchó un pequeño grito desde la puerta.

Ambos dirigieron su mirada hacia allí y se encontraron con el azabache en la puerta del salón.

— ¿Vienes a almorzar o qué? — se quejó.

— ¡Ah sí!, ¡Ya voy! — avisó — Perdón, me tengo que ir con Kageyama y sobre el arcade…..creo que va a se mejor que no vaya. Aprovecharé para descansar y así no dormirme en clases… — respondió mientras se levantaba de su silla.

— Ok, no hay problema… — contestó aún preocupado.

— Nos vemos luego — se despidió para luego salir al receso.

Desde el accidente, el pelinaranja nunca volvió a subirse a un transporte, solamente a su bicicleta. Poner un pie sobre un auto lo aterraba por completo, sentía que era entrar a un lugar horrible, solamente con sus malos recuerdos y nadie más.

Básicamente tenía Ocofobia, cuando las personas tienen miedo irracional a los vehículos y lo que lo relacionan. Tienen la sensación de nervios, miedo o pánico al subirse o ver aproximarse un auto.

Aʏᴜ́ᴅᴀᴍᴇ... | KᴀɢᴇʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora