Efervescencia

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Sentía mi cuerpo flotar, mis dedos hormiguear y mi alma inquieta. Puede que mi sistema no estuviera del todo bien, pero eso que vi mientras me mantenía inconsciente fue el inicio de todo, fue el inicio del misterio de quien era y que era.

Podía verme desde el techo de una habitación extraña acostada en la cama, en la mesita de noche se encontraba una taza de café y por supuesto que estaba yo en un lugar desconocido dormida. La luz roja de la habitación daba una mala vibra y pude verme con mayor detalle por ultima vez, era yo; pero no me veía como yo, me veía cansada, con la cara hinchada, la nariz rojiza y los brazos marcados de arañazos. ¿Acaso yo me había provocado eso?

Abrí mis ojos con tanta rapidez que la luz del sol lastimó mis ojos, estaba en la enfermería; dentro del ala del hospital había muchas filas de camas con sábanas blancas.

Ginny, Luna, Hermione y los gemelos estaban a un lado de la camilla mirándome con preocupación.

— ¿Qué pasó? -pregunté

— Díganle ustedes -habló Ginny con un toque de ira en su voz — fue su culpa idiotas -ella golpeó a Fred y George.

— Bueno...te hicimos una pequeña broma -confesó Fred.

— ¿Qué broma? -hablé entre dientes.

— Bueno, ya estabas un poco borracha...- respondió Fred.

— Y...-George se quedó callado por unos segundos.

— ¡Ya! ¡díganle! -gritó Hermione desesperada.

— Te dimos un dulcecito...-dijeron al unísono.

— ¿¡ME DROGARON!?

— No...no tanto así -respondieron.

— Entonces...-expresé con cansancio — ¿qué pasó?

Algunas horas antes:

— Val -gritó Hermione para ser escuchada entre los parloteos —me gusta tu gusto musical.

Le di una sonrisa y me levanté para seguir bailando, extendí mi mano hacia ella; pero negó con la cabeza. Me uní a un grupo de personas que estaban en bolita brincoteando de un lado a otro; mientras que se rolaban un vaso de alcohol.
El vaso al llegar a mi, estaba caliente de las tantas manos que lo habían tocado.
—Tómatelo todo -sugirió Fred en mi oído.

— ¿Qué? -pregunté — ¿Por qué?

— Hazlo, Val -dijo.
En ese mismo instante comenzó a pronunciar mi nombre por lo alto haciendo que los demás siguieran lo que él empezó.

— ¡¡Val, Val,Val,Val,Val!! -la multitud vociferaba con agitación y exaltación.

Podía escucharlos una y otra vez; así que sin pensarlo me lo tomé. Mi error fue no ver ese maldito vaso de alcohol mientras hablaba con Fred, pues a mi otro lado se encontraba George poniendo un dulce efervescente.
Todo se volvió una película en mi cabeza después de unos minutos, pues veía algo y sonreía como estúpida; pero todo empeoró cuando miré a Cedric sentado en uno de los sillones hablando de algo que realmente no me importaba, pero se veía jodidamente lindo haciéndolo.
Me acerqué a él riéndome de absolutamente todo lo que sucedía a mi alrededor, sus amigos me miraron con confusión cosa a la que no le di atención y decidí sentarme en las piernas de Cedric.

— ¿Oye te han dicho que te ves bien con el cabello desordenado? -pronuncié adormilada.

—Val, ¿te sientes bien? -preguntó con preocupación.

— ¡¡¡Si!!! - me aferré a su cuello atrayéndolo hacia a mi — estoy de maravilla y más porque...

— ¿Por qué? -sus manos se aferraban a mis caderas procurando que con el constante balanceo que yo provocaba no cayera al suelo.

Lo besé, sus labios chocaron con los míos con fuerza; pero eso no evitó que lo acercara aún más a mi. Al despegarme de sus labios, le sonreí como estúpida, él no dejaba de mirarme como si lo que acaba de pasar no fuera real; antes de irme le di un pequeño golpe en la mejilla y sonreí.

El toca discos estaba reproduciendo canciones lentas y románticas, lo cual no me agradaba del todo; traté de cambiar la canción, pero escuché lo más estúpido de mi vida:

— Eres tan idiota.

— ¿Qué? -miré a Draco y lo maté con la mirada.

—Que no te soporto, me das dolor de cabeza por lo estúpida que eres -soltó gélido.

— No me importa lo que te provoque con mi presencia, Draco -respondí encogiéndome de hombros.

— Idiota -dijo.

— Mimado.

— Loca.

— Adefesio.

— Perra.

— Hijo de puta.

— Hija de zorra.

— Mal follado - mi puño entró en contacto con su rostro, Draco retrocedió agarrándose la cara, su rostro irradiaba desesperación e ira.
Le sonreí al ver cómo estaba por el golpe que le había dado y justo en ese momento, él me golpeó directo en la mejilla.

— ¿Val, estás bien? -preguntó Luna.

— Necesito salir de aquí -respondí levantándome de la camilla.

— ¿A dónde vas? -cuestionó Ginny.

— Pues a enseñarle a Malfoy el porque no se debe meter conmigo.

— No dejaremos que te vuelva a mandar a la enfermería —dijo Fred.

— No lo hará -respondí.

Al salir de la enfermería, no tenía ni idea de dónde estaría Draco; pero como si el destino me estuviera dando la oportunidad de ponerlo en su lugar escuché su voz.
Estaba con Crabbe y Goyle molestando a los más pequeños. Lo miraba con ira y asco, él al
darse cuenta de mi presencia bajo unos cuantos escalones y yo subí para quedar frente a frente de él.

— Te ves tan asquerosa -soltó con burla - traidora a la sangre.

— ¿Qué acabas de decir,estúpido? - susurré entre dientes.

— Traidora a la sangre -pronunció lentamente para hacerme enfadar aún más con esa maldita sonrisa de arrogancia.

— Repítelo de nuevo y te juro quedas sin lengua para volver a hablar.

Crabbe y Goyle al escucharme se acercaron a Draco, ellos quedaban a su espalda resguardando que no le pasara nada.
Draco no dijo nada, le di una ultima mirada y bajé unos escalones para irme de ese lugar y cuando menos lo esperaba, me empujó tan fuerte que iba rodando por las escaleras.
Quedé tirada en suelo, él se agachó a mi altura y habló cerca de mi oído.

— ¿Quién te crees para amenazarme? -escupió con enojo — ¿Acaso no sabes el poder que tengo?

— Sé quien eres -le dije mientras me levantaba — y me vale tres hectáreas mierda.

Lo tomé del cuello empujándolo a la pared, Draco me veía como si la victoria fuera de él; cómo si mis acciones fueran el plan que había hecho y este se había logrado con éxito.
Crabbe y Goyle me empezaron a jalonear para separarme de él , pero eso hacía que lo lastimara aún más; por otro lado, Draco estaba rojo, pero no dejaba de sonreír.
Lo solté con brusquedad a lo que él añadió:

— ¿Eso es lo único que tienes? -preguntó sobándose el cuello - creo que estar con los sangre sucia afectó el poco intelecto que tienes.

— No Draco, no es lo único que tengo -le di un puñetazo haciendo que su cabeza chocara con la pared y su nariz crujiera.

Tribrida en Hogwarts ©Onde histórias criam vida. Descubra agora