Capítulo 27 🎤

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Cuando Lala salió de la habitación encontró a Lautaro en la cocina, tomaba un vaso de agua y esperaba que las chicas se le unieran, ellas se habían ofrecido a alistar y hacer dormir a Pili antes de salir

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Cuando Lala salió de la habitación encontró a Lautaro en la cocina, tomaba un vaso de agua y esperaba que las chicas se le unieran, ellas se habían ofrecido a alistar y hacer dormir a Pili antes de salir.

—Tu niña acaba de preguntarle a Gaby si es tu novia —dijo la muchacha al ingresar.

Lautaro la observó con las cejas alzadas por la sorpresa.

—Tranquilo, ella le dijo que solo eran amigos, pero Pili dijo que le encantaría que fueran novios y que nunca habías tenido una novia luego de su madre —afirmó.

—Bueno... es interesante saberlo, no tenía idea de que mi hija pensara en esas cosas...

—Los niños de hoy en día son muy adelantados, Lautaro, están expuestos a mucha información y todo eso...

—Tienes razón... —admitió y suspiró.

—Tu niña es hermosa... Gaby me lo había dicho ya, pero como no soy muy amante de los niños, no le creí —dijo con picardía—, sin embargo, creo que mi amiga tenía razón y ahora comprendo por qué la quiere tanto, con esa dulzura que tiene, te gana en un segundo...

—Muchas gracias —respondió él y una sonrisa se le dibujó en el rostro—. Es mi mundo, daría todo por ella y lo único que espero es hacer un buen trabajo como padre.

—Creo que lo haces bien —dijo ella—, no sé mucho sobre esas cosas, pero definitivamente haces un buen trabajo... Y también comprendo un poco más a mi amiga.

—¿Qué quieres decir? —inquirió ella.

—Bueno... digamos que... Gaby tiene un Lautaro en la cabeza y ahora comprendo mejor por qué...

Lala dijo eso y salió de la cocina no sin antes notar que el hombre se sonrojaba ante aquella confesión.

En ese momento, Gabriela salía de la habitación de la niña y se encontraba con su amiga que al verla negó con la cabeza.

—Estás acabada, Ana Gabriela —admitió e hizo un gesto con su mano como si se cortara el cuello—, estás hasta el cogote de metida en esta casa...

—Shhhh —le dijo ella.

—¿Nos vamos? —preguntó Lautaro viéndolas a ambas desde el umbral de la puerta de la cocina.

—Sí, claro —respondió Gaby con emoción—. ¿A dónde iremos?

—A un pub donde antes solía tocar con un grupo —dijo él—, es un buen local, nos divertiremos —añadió.

Ya en el lugar, Lautaro se encontró con dos amigos a quienes presentó como Fernando y Gabriel. Los chicos se unieron a ellas y pidieron algo para beber. Había música en vivo y el ambiente era muy bueno.

Gaby pensó que hacía años que no iba a un sitio así, como Ágatha solía acudir a fiestas y reuniones, pero como Gabriela, lo único que hacía cuando podía, era descansar. Sin embargo, ahora era más Gabriela que Ágatha, y eso de alguna manera le agradaba.

Un salto al vacíoWhere stories live. Discover now