Capítulo 6: Miradas

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Kageyama se encontraba corriendo de regreso por las calles solitarias debido a que la noche se acercaba. Luego de esa extraña llamada, decidió desviarse de su camino e ir a la casa de Hinata, ya que no daba respuesta alguna a través del teléfono y eso lo dejó bastante intranquilo.

Al fin llegó al lugar, que por suerte recordaba la dirección al haber venido anteriormente a estudiar. Se acercó para tocar la puerta, pero antes de que pudiera hacerlo, se dio cuenta que esta se hallaba entre abierta.

Al parecer unas de las tiras del bolso que el pelinaranja dejó en el suelo al llegar hicieron que se atasque la puerta, por lo que no se pudo cerrar bien y al estar tan preocupado por su discusión, no se dio cuenta.

Pero el azabache no estaba al tanto de eso, así que se empezó atormentar con miles de posibilidades que en vez de darle una respuesta lo angustiaban.

¿Qué sucedió?, ¿por qué la puerta está abierta? — pensó confundido, hasta que una idea nada bueno atravesó por su mente — ¿Si entraron a robar y lastimaron a Hinata? ¿O si lo secuestraron? ¿Pero por qué lo harían?sus suposiciones lo preocupaban aún más.

No pudo aguantar los nervios y decidió entrar preparado para cualquier cosa que pudiera suceder. Tal vez no era lo más inteligente de su parte, pero no podía quedarse de brazos cruzados sin hacer nada mientras esperaba a la policía.

Entró lentamente para no llamar la atención y a tan solo unos pasos de la cocina, se encontró la imagen del pequeño desmayado con su celular al lado. Abrió bien grandes los ojos de lo sorprendido que estaba y corrió rápidamente hacia él.

— ¡Hinata!, ¡Hinata! — intentó despertarlo moviéndolo un poco — ¡Hey, tonto, despierta! — siguió insistiendo pero no recibía respuesta alguna.

El oji azul decidió cargarlo hasta la sala de estar, para dejarlo suavemente recostado en el sofá, después de todo no era demasiado pesado así que no se le dificultó. Lo miró detalladamente por unos segundos, meditando en qué haría ahora.

Se inclinó un poco hacia Shoyo y extendió su mano hasta su frente para comprobar si tenía fiebre. Su rostro estaba muy caliente, así que supuso que debía tener la temperatura alta, aunque no lo podía comprobar exactamente ya que mi siquiera sabía si había un termómetro en el hogar. Al menos buscaría algunos paños.

Regresó al salón y tomó un tarro que llenó con agua tibia, para poder mojarlos y colocarle uno en la frente. Su mamá siempre le colocaba eso cuando tenía fiebre, así que pensó que debería hacer lo mismo. Sinceramente no se le ocurría en cómo ayudarlo, al no ser su casa, no sabía donde estaban las cosas exactamente.

Se trajo una silla del comedor al lado de del sillón y estuvo un rato cambiándole los paños cuando fuera necesario. Intentó despertarlo una vez más pero no lo consiguió y todavía continuaba teniendo fiebre. Tal vez debería llamar a Ukai si no se recompone pronto.

Frustrado por la situación, tomó su teléfono y empezó a investigar maneras de cómo bajar la fiebre. Leyó en una página que lo primero que debía hacer era desabrigarlo, así se enfriaría su cuerpo y no tendría tanto calor.

Tobio lo observó nuevamente y notó que llevaba la campera del equipo, esa maldita campera que no se la quería sacar nunca por más de que hiciera calor, lo mismo hacia con el uniforme de la escuela. Era algo que no podía entender porque lo hacía de repente.

Bajó el cierre poco a poco y movió el brazo de Hinata para conseguir sacarle la prenda. Mientras lo hacía, la manga se movió, dejando a la vista hasta un poco más por arriba de su muñeca. Aquel tono rojizo contrastando con la piel blanquecina en esa parte llamó su atención.

Aʏᴜ́ᴅᴀᴍᴇ... | KᴀɢᴇʜɪɴᴀWhere stories live. Discover now