Muérdago

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Paula la había convencido para hacerlo. Después de dos largas semanas de insistir, insistir e insistir un poquito mas, Ginny había terminado por aceptar. Se lamentaba de haberle contado que aun no había dado su primer beso, pero era su compañera de habitación y su amiga mas cercana después de Hermione. Además, se lo había contado por contar, en una de esas conversaciones a deshora y cuando tenían clases al día siguiente pero ninguna tenia sueño. En su defensa, jamas se imagino que a su amiga se le ocurriría tremendo plan.

Al parecer había visto a muchas chicas de diferentes años utilizar el truco, y les funcionaba, hasta la fecha ningún chico o chica se había negado a dar un beso bajo el muérdago, sin importar quien fuera la persona. Era como un acuerdo silencioso. Hasta McGonnagal le había tenido que dar un beso a Filch por culpa de un mal calculo. Gracias a Merlín fue solo en la mejilla, no creía que nadie hubiera sido capaz de soportar una escena de ese tipo.

Esa era otra cosa que su amiga se había encargado de recordarle a la hora de llevar acabo el plan. A Paula se le ocurrió -o bueno, se robo la idea- el viejo truco del muérdago, donde invocas uno cuando hablas con la persona que quieres besar, o lo utilizas como ataque sorpresa en el pasillo. El detalle estaba en que no existía regla alguna, o al menos conocida, que dijera que el beso debía ser en la boca. Bien podría ser en la mejilla, en la frente o cualquier otra parte visible ( o no, como le había recordado Paula ).

— Ahí, querida Gin, es donde tienes que ser rápida —le dijo la castaña—. Tan rápida como un buscador cuando ve la snitch en el campo, o como un leopardo en la sabana africana yendo tras su presa —era fan de los animales, tanto mágicos como no —, y robarle un beso en la boca. Sin titubeos, defrente y sin miedo. Saca esa confianza tuya y ve por lo que quieres, sin esperar a que el reaccione.

Claro que una cosa ella lo dijera, y hasta que lo practicaran con el poste de sus camas y una foto recortada del periódico del año anterior, y otra muy distinta que lo llevara a cabo. Estaba muy nerviosa, y hasta comenzaba a creer que debió aceptar la practica con besos en la mejilla a sus amigas. Sus manos estaban sudando, no podía quedarse quieta y se había ordenado su cabello tantas veces que ya había perdido la cuenta, y eso que aun no llegaban al lugar del encuentro, y no esperaba a que él llegara.

Paula que la estaba acompañando en esa locura le decía que se calmara, que todo saldría bien, y ella la miraba incrédula. ¿Que se tranquilizara? ¿Que todo iría bien? Era fácil para ella, pues no seria quien tendría que robarle un beso al chico que le gustaba desde la primera vez que lo vio, que la volvía una gelatina y le hacia olvidarse hasta su nombre. Era el jodido héroe del mundo mágico ¿Como se suponía que se mantuviera a raya si se suponía que debía besar a Harry Potter?

*  *  *

Estaban esperando en un pasillo que llevaba hacia la biblioteca  esperaban a que Harry se apareciera después de estudiar con sus amigos. Le había sacado la información a Hermione de manera casual, no fue tan difícil pues la chica se encontraba haciendo un plan de estudio cuando se acerco para averiguar los planes que tenían ese fin de semana. Lo único que no sabia es cuanto se demoraría su tiempo de estudio, y eso la estaba comenzado a impacientar.

Nunca se había sentido tan nerviosa como ahora, se estaba llenando a si misma de preguntas, inseguridades y temores. Se quedaría sin uñas que morder al paso que iba, y lo peor es que le gustaban mucho las suyas, pero cuando se encontraba en una situación así...La culpa la tenia Ronald, quien tenia ese jodido habito y se lo había contagiado tras pasar tanto tiempo juntos cuando eran mas pequeños.

— Gin respira, tienes que...

— Ni lo digas —la corto alzando un dedo en su dirección—. No me pidas calmarme, Pau. No cuando estoy apunto de dar mi primer beso —esto último lo susurro mientras se fijaba que nadie estuviera cerca, solo por precaución. La mayor parte de su grado ya había dado su primero- o al menos eso decían-, y tenía mucha pena porque alguien se enterara que ella no.

Muérdago | HPWhere stories live. Discover now