𝐕𝐞𝐫𝐬𝐭𝐞𝐜𝐤𝐭 ⇝ 𝐓𝐰𝐢𝐬𝐭𝐞𝐝 𝐖𝐨𝐧𝐝𝐞𝐫𝐥𝐚𝐧𝐝

𝟎𝟏. | 𝐃𝐞𝐮𝐜𝐞 𝐒𝐩𝐚𝐝𝐞

╰ ☆☆ 𝐃𝐞𝐮𝐜𝐞 𝐒𝐩𝐚𝐝𝐞 ☆☆ ╮

 Las cosas se han vuelto muy diferentes desde que Analisse se lo había preguntado.

 Antes de conocerla, a pesar de tener una mínima idea de algunas prácticas sexuales ―nunca llevadas a cabo―, Deuce desconocía muchas de las actividades que actualmente se han vuelto sus favoritas.

 El sexting sin duda era una de ellas.

 El hecho de recibir un mensaje insinuador en plena clase de historia o poder enviar alguna fotografía durante la noche para tentar a su maestra lo encendía como pocas otras cosas.

 Por más que sabía que él no era el único que recibía ese tipo de mensajes por parte de Analisse, no tenía un problema real con eso. No lo malentiendan, por su puesto que a veces sentía celos cuando su compañera de clases le decía que estaba ocupada entrenando a algún otro estudiante de Night Raven College, en especial cuando se trataba del líder de dormitorio Rosehearts o Ace Trappola, uno de los primeros amigos que hizo al entrar a la universidad, pero con el tiempo había aprendido a controlarlo.

 Sabía perfectamente que esos sentimientos destructivos no lo llevarían a ninguna parte con ella. Analisse se lo había dejado claro con el tiempo.

 Ella no tenía problema en probar cosas nuevas con él, pero no iba a privarse de tener más mascotas y, sí tenía algún problema con eso, Deuce sabía que, si quería terminar con toda la relación que mantenían, podía hacerlo cuando él quisiera.

 Era libre de tomar sus propias decisiones, no necesitaba depender de ella. Había miles de chicas capaces de tomar su papel sin problemas. Incluso habían mejores en su labor que se dedicarían únicamente a él.

 Pero Deuce no quería a nadie más, solo la quería a ella.

 Analisse había sido la que lo había iniciado a ese mundo. Analisse había sido la que le enseñó todo lo que sabía. Analisse fue la primera que lo ayudó a descubrir cosas de sí mismo que ni siquiera él sabía.

 Por eso mismo no quería recibir mensajes provocativos de nadie más. Por eso mismo no podía aceptar siquiera tocarse viendo a alguien más.

 Lo hacía sentir incómodo, como si la estuviera traicionando. Aún si no tenían nada, aún si su relación solo era la de una dueña y un perro , no podía permitirse mandar sus fotografías a ninguna otra persona a menos de que ella se lo pidiera.

 Su vida no rondaba alrededor de ella, de eso estaba seguro, después de todo podía seguir con sus actividades diarias ―ir al club, estudiar, llamar a su madre, llevar a cabo sus actividades como miembro del dormitorio Heartslabyul― sin problema, pero sabía mejor que nadie que algo dentro de él simplemente se rompía cuando el piar de un pollito sonaba desde su celular, marcando la llegada algo nuevo a su bandeja de entrada virtual.

 No podía evitar sonreír ante la llegada de otro de sus mensajes, preparado para llegar hasta donde ella quisiera.

538 palabras.

01/01/21.