FELIZ AÑO NUEVO - parte 1

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El taxi se alejó solitario luego de dejar a Chrollo en la esquina. Algunas pocas personas apuraban el paso en la avenida principal. Familias sonrientes, con bolsas que parecían contener comida, se dirigían al destino planeado para seguir festejando el año nuevo. En el primer día de enero, el sol brillaba alto en el cielo despejado y frío. Chrollo gruñó con disgusto. El dolor de cabeza lo estaba matando. Dobló por la calle que cruzaba la avenida y comenzó a caminar. La cantidad de gente disminuía a medida que se internaba en la calle estrecha, atestada de edificios viejos, algunos abandonados. Chrollo levantó el cuello de piel para protegerse del frío invernal. Caminó unas cinco cuadras con las manos en los bolsillos. Otra punzada en la cabeza lo hizo detenerse. Respiró hondo y avanzó los doscientos metros que aún lo separaban de la guarida. Lamentó no haber acercado el taxi un poco más. Finalmente llegó. Miró a ambos lados antes de detenerse. No había ni un alma alrededor. Chrollo subió la escalera hasta la puerta de entrada.

—¡Danchou! ¡Al fin llegaste! Nos tenías preocupados.

La voz de Machi retumbó en su cabeza, haciéndole soltar un gemido de dolor. Detrás de ella asomaron también los rostros preocupados de Shalnark, Phinks y Shizuku.

—Buen día...¿Qué les pasa? Ni que hubieran visto un fantasma —protestó Chrollo, mientras avanzaba hacia la sala. Agradeció para sus adentros que el ambiente se mantuviera casi a oscuras, con las cortinas cerradas—. ¿Y qué hacen acá todavía? ¿No se suponía que volverían a sus casas después de año nuevo?

—Yo les dije que nos fuéramos, pero insistieron en esperarte —dijo Feitan, mientras se levantaba y le dejaba el sillón a Chrollo—. Los demás se fueron en la mañana temprano.

—¿Qué hora es?... se me parte la cabeza... —gruñó Chrollo, mientras se quitaba el abrigo y se dejaba caer en el sillón.

—Ya es mediodía. Acabamos de pedir unas pizzas y cerveza. No deberían tardar en llegar —respondió Shalnark, muy animado.

Chrollo sintió que se le revolvía el estómago de tan sólo imaginar una cerveza más en su estómago. Apartó el pensamiento antes de que las náuseas empeoraran.

—Quisiera un café negro, bien cargado, por favor...

—Tomá esto. Te hará sentir mejor —dijo Machi, mientras le acercaba una pastilla y un vaso con agua.

—Yo preparo el café —dijo Phinks; se dirigió a la cocina. Los demás se sentaron alrededor de Chrollo, en silencio.

—¿Qué pasa? ¿Tengo monos en la cara? —preguntó el jefe, mientras tomaba el calmante. Ninguno respondió; algunos miraron para otro lado. Fue Shalnark el que, con gesto tímido, señaló el cuello de Chrollo que asomaba por su camisa negra sin mangas.

—¿Acá? ¿Qué tengo? A ver, prestame el celu —dijo fastidioso a Machi, sentada a su lado. Luego exclamó—: ¡¿Qué es esto?!

Se puso de pie de un salto. El dolor terrible lo aguijoneó en la cabeza por el súbito movimiento. Volvió a sentarse, solo para ver que su rostro se volvía tan rojo como la mancha que había visto en su cuello al prender la cámara.

—A mí me parece un chupón —respondió Shalnark y soltó una risita. Machi lo fulminó con la mirada. Feitan fue menos sutil; le sacudió la cabeza con un manotazo.

—Ya sé lo que es —respondió Chrollo. Estaba tan enojado y avergonzado, que la resaca pasó a un segundo lugar—. Lo que quiero saber es qué pasó.

Phinks se acercó al grupo.

—Danchou, ¿en serio no te acordás nada de anoche? —dijo, mientras le extendía una taza de café. Se sentó junto con los demás a esperar la respuesta. Chrollo tomó unos sorbos en silencio, mientras trataba de calmarse y recapitular lo que había sucedido durante el festejo de fin de año.

DOLCE || HISOKUROWhere stories live. Discover now