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Narra Stella

Me miro al espejo por última vez hasta que estoy conforme con mi imágen. Mi cabello rubio liso y suelto me hace ver formal, pero sin exagerar del todo. Mi maquillaje resalta mis ojos azules esmeralda, mi enterizo azul resalta mi figura y mis tacones de aguja negros me hacen ver más alta.

Abro la puerta de mi cuarto y salgo al pasillo. Bajo las gradas con cuidado de no caerme con estos zapatos y me dirijo a la cocina, ahí se encuentra mi madre tomando café y mi padrastro leyendo el periódico.

-Buenos días- los saludo con una sonrisa y ellos voltean a verme.

-Buenos días, Stella- dicen ambos, me siento al lado de mi padrastro. Bajo mi mirada a mi plato con un omelet de queso con tocino, mi desayuno favorito.

-¿Aún no te han arreglado tu departamento?- pregunta mi padrastro curioso, niego con la cabeza.

Hace una semana mi vecina me pidió favor de cuidar a su hijo ya que la niñera había cancelado y era urgente.
Accedí a cuidarlo por unas horas, el niño es un demonio con cara de angél. No le tomó mucho para tapar mi bañera y llenarla de agua hasta que ser rebalsó de esta, me dieron ganas de ir y cuando abrí todo el agua salió mojando mi departamento entero. Han estado secandolo, pero no hay modo de que terminen.

-Todavía no, seguro dentro de un par de días lo tendré como nuevo- le sonreí.

Ese engendro del demonio las pagará muy caro cuando regrese.

- Vale, ¿pero no sería mejor que te mudaras?- pregunta mi madre

-Tendría que pensarlo, gracias por dejar que me quedará aquí- digo comiendo mi omelet y dandole un sorbo al jugo de naranja frente a mí.

-No hay de que- dicen ambos al unísono

Ambos se conocieron hace 18 años en una reunión de padres del colegio en donde estudiaba Jacob en ese entonces antes de graduarse, ella era la maestra encargada de mi ahora hermanastro. Un día antes de la reunión, Jaime había tenido un problema con un chico ya que este mencionó el suicidio de su madre unos meses atrás, Jacob le dio un golpe en la nariz y los padres del otro chico querían que se expulsara a Jacob, mi madre peleó por Jacob con el director para que no expulsaran al adolescente apiadandose de la historia de su madre así que se hizo esa reunión con los padres, los chicos, el director y ella para no expulsarlo. Quedaron en suspenderlos a ambos 4 días, colocandolos así en el reporte actitudinal. Ryan se acercó a mi madre después de la reunión y la invitó a salir. Mi madre se negó al principio, luego aceptó y salieron a un restaurante italiano muy famoso en esa época. Yo apenas tenía cuatro años, luego de salir varias veces se hicieron novios, mi madre hizo lo imposible para divorciarce en Italia sin tener que regresar a su país natal y hacerlo todo desde Miami, Florida. Un año después de esto, Ryan le propuso matrimonio y se casaron en el vinero de los padres de él. Mi madre se cambió su apellido de Blanca Rossi a Blanca Evans y le preguntó a Ryan si podía yo obtener su apellido ya que mi padre no se cansaría de buscarnos nunca. El rubio aceptó sin darle muchas vueltas al asunto y desde entonces me llamo Stella Evans.

Sigo comiendo mi omelet evitando incomodarme por el silencio que hace en la mesa, soy muy extrovertida y a veces irrito a mis padres o amigos por hablar tanto. Me incomodan los silencios. Cuando era niña recuerdo que pedía hablar aunque ya estuvieran hablando y nunca decía nada, era solo para molestarlos sin saber que les molestaba que interrumpiera.

-¿Cuándo viene Jacob?- les pregunto intentando hacer conversación.

-Seguro que el sábado, tiene mucho trabajo Stella así que no te ilusiones por verlo- dice Ryan y yo suspiro medio enojada, no he visto a Jacob en mucho tiempo ya que nunca me va a visitar al apartamento. Lo extraño tanto. Y a mis sobrinos igual.

Mi guardaespaldasWhere stories live. Discover now