Capítulo 3:

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Las clase había terminado, había sido un día bastante normal. Había sido bastante entretenido para ser la primera vez, incluso la clase había terminado a las cinco de la tarde.

Ahora diría que estaba en camino al horfanato, donde dormía todos los días al terminar el día.

Diría... Porque cierto Uchiha me había detenido en medio del camino...

—¿Así que te crees divertido Namikaze? —dijo Fugaku mientras terminaba de conectar otro golpe en mi rostro, haciendo que gruña del dolor.

El me había sometido con bastante facilidad, incluso me había tirado al suelo y sentado en mi abdomen, golpeándome sin parar. Yo había tratado de sacarmeló se encima, pero resultaba imposible. Ya había perdido el tiempo que me había estado golpeando sin parar.

—Eh, idiota ¿¡Ahora no dices nada!? —grito mientras me daba otro golpe. Ya me sentía con toda la cara entumesida, me dolía todo el rostro. Apenas podía ver, mi ojo izquierdo de había cerrado por el inchason y me salía sangre de la boca. Al menos no me había partido un diente, aún.

—¡Ya déjalo, Fugaku! ¡Eres un imbécil! —grito Mikoto histérica mientras trataba de separarlo de encima de mi, pero resultando inútil. El solo la empujó aún encima de mi, haciendo que ella caiga al suelo.

—¡Tu cállate! Que esto es culpa tuya y del idiota. —Fugaku me dió un golpe en la nariz, y escuché como se rompió.

Mis ojos se habían puesto llorosos, notaba casi todo rojo. La sangre de la nariz había tapado mis ojos, ya nisiquiera podía ver.

—¡Ya déjalo! —escuche Mikoto gritó desesperada, y Fugaku fue sacado de encima mío.

—Oigan... ¿Qué sucede aquí? —escuche la voz de un chico nuevo. Alguien me sujeto por encima del hombro, y empezó a alejarme. Yo nisiquiera podía caminar, estaba echo trizas, nisiquiera veía, mi vista estaba demaciado nublada.

—Llévatelo Mikoto. Nosotros nos encargaremos de Fugaku, así como está de tonto no dejará que el chico se valla. —escuche que la voz masculina dijo. Yo no sabía quién rayos era, pero estaba agradecido con el de arriba.

—Gracias, muchas gracias. —supuse que Mikoto fue quien me empezó a llevar lejos del lugar.

Yo fui cerrando los ojos lentamente, perdiendo la conciencia.

•••


E

staba comenzando de despertar, lo último que recordaba era la brutal paliza que Fugaku me había dado. Sentía todo el cuerpo adolorido, y un gran ardor en mi rostro. Apenas podía abrir el ojos izquierdo, y sentí que alguien puso algo que me hizo estremecer de dolor.

—Al fin despiertas... —trate de abrir mi ojos, pero el izquierdo se mantenía cerrado. Puse notar que era la figura de Mikoto, ella tenía un pañuelo en su mano y una botella en la otra.

—Quedate quieto mientras paso esto en tus heridas... —yo sin ganas de hablar solo asiento con la cabeza. Estaba algo avergonzado, había querido hacerme el chico genial y me había salido el tiro por la culata. Fugaku me había dado la paliza de mi vida, y apenas había podido defenderme.

—Aug... —gruñi cuando Mikoto puso un añuelo mojado en mi ojo.

—L..Lo siento... Trataré de hacerlo más suave...

—¡Ay! —murmuré cuando ella me volvió a poner el pañuelo.

—No fue mi intención...

—Eso duele... —volví a quejarme.

—.... —ella solo guardo silencio con la cabeza gacha, y siguió en lo suyo.

—¡Ahuu!

—¡Ya deja de quejarte y deja que te cure! —grito ella molesta.

Yo no pude evitar reírme de como lograba molestarla, ella dejo de ponerse sería y empezó a reírse.

Ella me miro con una sonrisa, mientras mojaba el pañuelo.

—Lamento que Fugaku te haya golpeado, no fue mi intención que esto terminará así. Yo solo...

—Solamente querías darles celos con el chico nuevo, solo que no esperaste que yo lo molestará, y que tuviera una mejor calificacion... Supongo que eso también lastimo algo de su orgullo. —Mikoto soltó un suspiro, para luego pasar el pañuelo por mi rostro. Note que había otro pañuelo tirado en el suelo, solo que este ya estaba completamente cubierto con sangre, supongo que había recibido una buena paliza.

Ahora caía en cuenta que estaba apoyado contra un árbol en medio de un parque. Estaba medio perdido por los golpes que había recibido, y supongo que la perdida de sangre también me dejó algo mareado.

—¿A ti te gusta Fugaku? —le pregunté, pero ella suelo guardo silencio. Bajo la mirada con algo de pena, pero luego me miro a los ojos y asintió con las mejillas rojas. Ella era algo tierna, supongo que Fugaku por más tonto que sea tenía algo de encantó.

—Bueno, Mikoto. Será mejor que me valla para el horfanato—ella me miro algo sorprendida, luego yo trate de levantarme. Pero ella me retuvo con delicadeza en contra del árbol.

—Oye... Al menos invítame un cita o algo. —ella había quedado muy cerca mío, a unos pocos sentimientos. Sentía su aliento contra mi nariz, y sus ojos chocaban con los míos, tania una mirada muy intenta y feroz. Ella luego se sonrojo de manera abrumadora y se alejo con velocidad.

—N..No quería hacer eso... Solo no podia dejar que te vallas todavía. ¡Estás muy lastimado aún!

—Lo que no te mata te hace más fuerte. —dije tratando de volver a levantarme. Ella me sujeto nuevamente contra el árbol, quedando en la misma situación.

—Estoy empezando a pensar que me quieres seducir.

—¡Deja de hacer eso! —grito ella sonrojada.

—¿Dejar de hacer que? —pregunte divertido, ella solo me miro de soslayo mientras se cruzaba de brazos.

—Deja de intentar levantarte, no dejaré que te vallas hasta que te haya curado. —dijo ella con la mirada sería y de brazos cruzados. Supongo que ella se sentía algo culpable de que yo haya terminado de esta manera.

—No es tu culpa que yo haya terminado así... Ahora deja de intentar seducirme y deja que me valla a mi casa.

—¡Que no te estoy seduciendo!

Yo soy.... Minato (Pausada)Where stories live. Discover now