XVI. Al compás de los cazadores.

962 174 151
                                    

gracias por las 2k leídas 🥺💕

Parecía que, hasta que no oyó la puerta cerrarse estrepitosamente en el piso superior, Eijirou mantuvo su respiración en todo ese tiempo, soltándola en un gran suspiro que no pasó desapercibido por el cazador a su lado

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Parecía que, hasta que no oyó la puerta cerrarse estrepitosamente en el piso superior, Eijirou mantuvo su respiración en todo ese tiempo, soltándola en un gran suspiro que no pasó desapercibido por el cazador a su lado.

—Veo que él sigue igual de arisco que siempre —comenta, hincando un poco de comida con el cubierto para llevárselo a la boca. Kirishima asiente—. ¿Cómo fue convivir con Katsuki en estos días, eh? ¿No intentó atentar contra tu vida al menos una vez?

Sero codea en gracia al pelirrojo. Obvio que es un chiste, mas el moreno se petrifica incómodo ante esas palabras.

Es una pregunta inocente la que hizo Hanta en realidad, pero de todas las que podría haber hecho, es la más complicada de responder, de responderse.

¿Cómo fue vivir con Katsuki?

Como el gigantesco dragón rojizo que alguna vez fue, diría que no tuvo ningún problema con él en aquellos doce o más años en los que permanecieron juntos. Que, aunque obstinado y bruto, amaba cada parte de convivir y entrenar sus habilidades con el chico rubio a pesar de que eso le podría costar la vida, es estimulante.

Pero, como ya hemos recalcado, dicho y repasado cientos de veces, él ya no es aquel dragón. Él no es ni la sombra de lo que fue y podría estar siendo en este momento.

Si se lo preguntaran ahora que es este Eijirou, y eso es lo que pasó, "varios caos" (o "un caos", correctamente) es lo primero que se le viene a la cabeza. Fue un completo desorden desde el inicio, con Katsuki obligándolo a salir sin estar preparado, casi provocándole pánico; hasta el actual final, donde una brecha comenzó a invadir su cercanía y su mes a solas había acabado antes de que siquiera lo notaran.

Si Kirishima tuviera que dar más detalles de todo lo que experimentó en esos días, no podría. No le alcanzaría el vocabulario para desenmarañar todo lo que vivieron porque fueron muchas cosas. Porque su confianza había vuelto y desaparecido con cada día que acontecía, y con cada amanecer se cuestionaba si valía la pena seguir como un humano o si su relación estaría bien para el anochecer; en si dormirían en el mismo cuarto o Katsuki se iría al suyo por incomodidad; en si respiraría o se ahogaría a sí mismo en la penumbra nocturna de su habitación hasta que el sol golpeara su ventana y se diera cuenta que estuvo fantaseando con antaño todo ese tiempo.

Y las dudas del por qué vuelven a su cabeza. ¿Por qué se complicaba tanto con algo que, en teoría, debería ser simple de contestar? Si antes no pudo responderse, ahora mucho menos, y no era el momento indicado de hacerlo. No debe buscarle la quinta pata al Kaminari.

—Yo... Yo no sé cómo decirlo...—suelta por fin—. Supongo que ¿bien? Sigo vivo, así que...

—Pues, eso es más de lo que esperábamos —confiesa, masticando—. Pero, ¿qué hicieron todo este tiempo? Tu carta nos dejó con mucha curiosidad a Kyoka y a mí.

De humanos y dragones | Kiribaku - BakushimaWhere stories live. Discover now