|3| Mi jefe

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Callie y los inicios de semana podían no ser compatibles, pero de cierto modo, su amiga Amber se las ingeniaba para arreglar su aspecto moribundo

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Callie y los inicios de semana podían no ser compatibles, pero de cierto modo, su amiga Amber se las ingeniaba para arreglar su aspecto moribundo. Su cabello castaño estaba más ondulado que de costumbre, mientras que él maquillaje y sus efectivos poderes, lograban eliminar las densas bolsas oscuras debajo de sus ojos.  

Como una típica mañana de lunes, Amber dejo a su amiga frente al imponente edificio de Blackstone industries. Cómo parte del engaño, su amiga no colocaba la calcomanía de Uber hasta estar lo suficiente retirada de la zona, con el fin de mantener la fachada que Callie quería mantener en su trabajo.
Con dos cafés adquiridos en una pequeña cafetería a pocos metros, se adentro más allá de las cristalinas puertas, para hacer la primera parada con una de sus personas favoritas: Juliet, la recepcionista.

Juliet era una sencilla y humilde joven que había ingresado hace más de un año, con la esperanza de ascender cuando sea el momento adecuado. Por lo Callie encontró las mismas metas reflejadas en la recién llegada, y no dudo en ofrecerle su apoyo.

Justo en el momento en que le entregaba uno de los vasos a la chica, camino hacia ellas unos de los guardias.
Antonio, un hombre mayor, del tipo amable y cariñoso, les trataba como si fueran sus hijas. Por lo que, ambas chicas se proponian llegar minutos antes de su hora de entrada, con el fin de charlar y mantenerse al día.

Ese día solo había un tema en debate: las peculiares decisiones de Callie el día anterior.

—Tu aparición ayer fue más emocionante de lo que habías planeado. —Antonio rió.

—¿Lo verás de nuevo?. —interrogó Juliet.

—Estoy demasiado ocupada aquí. —respondió Callie—. Además, no sé ni su apellido.

—Eres muy joven Callie, deberías de disfrutar un poco más. —Antonio tomó un sorbo de café—. Eventualmente volverás a hacerlo, por lo que esconderse no es una buena idea. —se giró hacia Juliet—. Al igual que tú.

—Ambas estamos concentradas en el trabajo. —respondió Callie.

—Sí, Antonio. El momento oportuno vendrá, al igual que la persona correcta.

—Saben de que mi esposa puede ayudarlas. En cada ocasión me pide que se los repita, creo que quiere volver a sus tiempos, donde ser casamentera era uno de sus hábitos.

Callie y Juliet se rieron ante la declaración de Antonio. —Ten por seguro que tú esposa será la primera a la que llamaremos cuando necesitemos una cita.

Callie recogió sus cosas para encaminarse al ascensor, pero a mitad del pasillo se giró para tirar un beso al aire, haciendo reír a Antonio y Juliet. Posterior a eso se dispusieron a iniciar sus labores.

Antonio tenía un punto a favor, y era el hecho de que no podía vivir como una monja toda su vida, aunque ahora funcionaba a la perfección. Más adelante tendría que desprenderse de las capas de coberdia, y encontrar alguien especial que encajaría en su vida. Pero por ahora se había dispuesto en formar una carrera laboral.

Dulces Mentiras #1 |TERMINADA|Where stories live. Discover now